miércoles, 21 de noviembre de 2012

Vida


Aletargando en una oscuridad
eterna y acuosa,
dentro de un mar encapsulado
y a veces encrespado,
mi vida se aferraba
a una maternal conexión.

Flotando cual papalote,
nueve vidas ahí confinadas,
y otra más antes de ahí,
en aquel lugar, el cual he olvidado.

Vestigios inexistentes
de un pretérito ya borrado,
cortinas de humo
ahogando la chispa del recuerdo.

Cuerpos celestes
formados de esencias espirituales,
inteligencias en desarrollo
casi intangibles como la nada,
sonriendo y esperando
en otro mundo lleno de luz.

Un llamado hacia el túnel
donde empieza la negra noche,
y un sentimiento de soledad
que ya no tiene regreso,
…luego, tempestades de llanto
regadas en el camino.

Y después, un silencio, un latido,
y la sensación de vacío,
una desesperación de prisión
nunca antes experimentada,
un diminuto universo inundado
de tinieblas, se torna inmenso.

Amarrado del ombligo con un cordón
que proporciona más que vida,
enchufado a otro espacio
del que llegan sabores y olores.

Voces espectrales retumbando
desde una dimensión paralela,
ecos tenues que se aclaran tibiamente
en palabras de amor,
ternuras desconocidas
irradiando seguridad y valor.

La novena vida líquida
se gotea por un pasadizo claroscuro,
de pronto, tras la penumbra,
un cegador fulgor de claridad.

Un grito desgarrante es exiliado
por un golpe flamígero,
el sitio nuevo es saturado
por el bullicio de alegrías lejanas,
otro mar de llanto se gotea sin control
por dos fisuras de luz.

Depositado en un nido de ángeles
cubierto con pétalos de rosas,
brotando de un sentir ignoto,
un cataclismo de suave calidez;
un vaho mágico conforta
y desvanece el cause del río salado,
y una voz invisible de nirvana
surge de una aparición divina,
de pronto, una invasión
de roces celestiales, atacó mi rostro,
y millones de tersas caricias
se desprendieron del ángel mamá.



e.g.
(Elucidario personal)


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