domingo, 18 de noviembre de 2012

Clandestino poeta


Nací poeta sin imaginarlo,
sin pedirlo y sin saberlo,
y aunque jamás aluciné
enjambres caracteres
ni se revelaron a mí
garabatos versos rimados,
en mi espíritu fluía
el corpúsculo de las letras.

Por mi torrente sanguíneo
viajaban las prosas,
en mi mente indomable
aletargaba mágica poesía,
en mi mano entumida
cosquilleaban millones de frases,
y el horizonte, los paisajes
y la belleza, aún aguardaban.

Mas fue un gran cataclismo
el que derramó la fuente,
no fue ningún título ni permiso
que obtuve de la gente,
ni de esos sabios letrados
ni de ilustres renombrados,
fue el poder de la palabra
combinándose con ella.

Yo no quería, pero fueron
sus hermosos ojos de miel
los que sin pedirlo, removieron
las prosas alojadas en mi sangre,
vaciaron sin compasión las frases
suspendidas en mi mano,
y fue un reguero incontenible,
de horizontes, paisajes y belleza.

Pero si al escribir ofendo
a la Real Academia,
y si por edicto me condenasen
a enmudecer para siempre
que me perdonen los instruidos,
al no poder contener
a la bendita inspiración
que se sigue brincando las trancas.



e.g.
(Elucidario Personal)

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